Hay prisiones de todo tipo; la material es la más cruda, pero existen muros invisibles que las personas de afuera no tocan, sufren más que las poetas de este libro que dejan que su voz sea puerta abierta, ventana con aire. Por cada palabra que sueltan y salvan en una hoja en blanco, conquistan un kilómetro muy iluminado dentro de sí mismas. He ahí su poder, su testimonio, su infinita capacidad de expresarse a pesar de los castigos, injustos o no, que les han impuesto. Condenas reales que se ven disminuidas frente a la grandeza de la imaginación, de la fantasía o la memoria con que escriben.
Es la primera vez que en Morelos una iniciativa como la Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra llega a buen puerto. Es la única vez, estoy segura, que talentos y personalidades tan diversas construyen esta nave de libertad intramuros.