Está prohibido y sin embargo cualquier mujer que no tiene ningún otro remedio aborta incluso con reparos religiosos, incluso si cree que está mal.
Si tiene dinero, no hay consecuencias graves. Si no, se arriesga a morir. En la ficción que imagina Martín Baintrub, en cambio, no hay más perchas ni perejil: el gobierno controla que cada gestación que se produzca llegue obligatoriamente al nacimiento. Entre la distopía y la novela de tesis, Baintrub construye un mundo demente y aterrador.
La hipocresía cae, entonces, por su propio peso.
Elsa Drucaroff, Escritora
Los Huerfanitos es una distopía y una metáfora propia de la estrategia que se ejerce permanentemente al afectar la libertad de la mujer para poder decidir en qué momento tener una descendencia. La vigencia de esta historia radica en el hecho que no es cierta, pero que ha sido pensada y estimulada por varios sectores de la sociedad.
Mario Sebastiani, Obstetra