No somos lo que piensan está atravesado desde la primera hasta la última página por un tono que busca interpelar al lector desde las diferentes voces de los participantes de cada taller de la U6 y U3. Narra el deseo de convivir mejor con un otre en sociedad, la importancia de los recuerdos felices como único tesoro para poder aguantar los largos
periodos de condena.
En muchos casos se plasma fuertemente la tristeza, con días que no permiten disfrutar nada hermoso del mundo, con la consecuente culpa que instala, muchas veces, la necesidad de despegarse de las personas amadas para evitar que sufran. Al dolor se le suma el maltrato de las personas qua conforman el sistema penitenciario, delitos dentro del penal, las jaulas, cl recuento, las requisas, los días de bronca, el lugar de la iglesia y de Dio junto con la necesidad de confiar en algo que esté más allá de todo.
En otros textos se ve con alegría la preparación en los días de visita cl momento de la espera con ganas de construir otro tipo de muros: "(...) 1ir y observo hacia lo lejos; y aunque mi visión es corta y limitada, mi mirada humillada le gana a los muros y a estos pinchos altos" Brian Ortiz.
La visión es limitada por las distancias cortas a las que se acostumbian los ojos, pero la mirada atraviesa muros con la esperanza de reconstruir as relaciones perdidas por el encierro, recibir con alegría la llegada del final de la condena para volver a estar presentes, la posibilidad de compartir en el encierro para sobrevivir e imaginar destinos posibles.